El sayon n°12


Cuadro pintado por mi prima Karen










La oscuridad se devoraba todo, salvo una tenue luz proveniente de la minúscula ventana que irracionalmente estaba construida en el techo de la gran habitación; habitación que olía a humedad y años, de pronto la melodía de Benjamin Britten, “War Réquiem”, había comenzado a sonar tenue casi fantasmal, creando una extraña atmósfera alrededor de Adela; había soñado tantas veces aquel momento que todo le parecía irreal, se hallaba encima de un colchón cubierta solamente por trozos de géneros, al levantarse se aferro a lo que parecía ser una pared, el piso tenia muchos huecos y había charcos de agua, siguió pegada a la pared recorriendo toda la habitación de izquierda a derecha, buscando alguna puerta por la cual salir, pero con tanta oscuridad no podía sentir, se arrodillo nuevamente en el congelado piso, tratando de recordar su sueño, donde había visto una puerta, por largo tiempo permaneció en silencio hasta que sus piernas comenzaron a acalambrarse.

Desesperada grito todo lo que pudo, golpeo con sus manos las paredes, recito todos los garabatos que se sabía, pero no hubo respuestas, la melodía continuaba, la oscuridad también…


Los arreboles del cielo proyectaban un sobresaliente rojo sangre, adornando de forma macabra un camino de tierra que como grandes guardianes se alzaban gigantescos árboles que debito a largos años de progresión sempiterna se sus ramas se habían entrelazado creando un techo natural para el camino terroso, sus hojas doradas caían al suelo de forma pausada, creando una alfombra de vivos colores, una caravana apareció de la nada, trayendo consigo rostros pálidos e indolentes, vestidos del típico negro; llevaban un féretro a marcha lenta, todos en el mas absoluto silencio, Adela los observaba a una orilla del camino, ella también vestía de negro, se quedo allí parada hasta que la caravana se desvaneció, fue entonces que un hombre de barba corta, cubierto por un abrigo negro, con un tatuaje de mariposa en su rostro de mirada penetrante, se apareció frente a ella él la estaba esperando.

Adela abrió los ojos, la melodía se había detenido, el aire se lleno de un extraño olor a flores, el silencio surgió frío, robando toda calidez, las pisadas se hicieron mas profundas, el ruido de cerrojos abriéndose la mantuvieron en vilo de pronto, una luz cegadora inundo la habitación, de pie en el umbral estaba él, el hombre de barba con su uniforme de burócrata intachable y mirada penetrante y el logo de una mariposa en su cuadernillo:

- señorita Adela Suarez, por favor pase._ dijo el hombre tras desaparecer.

Adela miro a las otras chicas, que aguardaban ser entrevistadas, respiro hondo y entro a la oficina.

Comentarios

Karen dijo…
=O me recuerda al cuento de julio cortazar
la noche boca arriba ^^