El cazador


Polonia 1939


La alarma contra bombarderos se escuchaba por toda la ciudad, el ruido de los motores de los Messerschmittt 109 E, aviones especializados en ataques, se oían a kilómetros de distancia, las calles estaban casi desiertas, a excepción de Aubel que caminaba tranquilamente, cubierto por una gabardina y sombrero de copas, una vestimenta algo llamativa para el momento, algunos edificios empezaron a explotar en la distancia, y justo frente a él se encontró con un Ghoul:
El Ghoul se deslizó entre las sombras, como una serpiente sin emitir ningún ruido, en las lejanías se escuchaba el estrépito de las bombas y de vez en cuando un edificio se derrumbaba en algún lugar cercano, de pronto una garra larga y negra se abalanzó sobre el cuello de Aubel, y por una milésima evitar el corte a su yugular, utilizando sus pies se impulsó hacia atrás para alejarse, al mismo tiempo que desenfundó de su gabardina dos dagas plateadas, y antes que el Ghoul se volviera a esconder enterró una daga en su pecho y con la otra cercenó su cuello, el cadáver se deshizo en instantes mientras las alarmas del bombardeo se extinguían con el amanecer, la ciudad humeaba, rodeada de ruinas, con sus muertos destrozados, algunos soldados alemanes comenzaban a patrullaba las calles, Aubel caminaba sigilosamente evitando el contacto con los militares, se metió por laberínticas callejuelas tratando de no ser visto, sin embargo fue que al doblar una esquina un jeep “wellys” lo intercepto, y de él bajaron cinco soldados, que lo rodearon rápidamente, uno de ellos lo empujo contra la pared, Aubel saco sus dagas pero varias walter P38 le estaban apuntando, fue entonces que con un movimiento rápido cortó la garganta del soldado más cercano, pero los cuatro restantes se transformaron en Ghouls y lo obligaron a subir el jeep.


Había sido llevado dentro de una de las oficinas que la policía nazi había creado en una mansión requisada, en la sala de visita estaba sentado viendo televisión Zagiel uno de los jefes, con sus botas de cuero y sus pantalones con bombacho miraba divertido una comedia:
— Llevenlo a la sala .— dijo el viejo sin mirarlo
— no me podrás sacar ninguna información. — respondió molesto.
Un objeto pesado golpeó el cráneo de Aubel que aflojo sus piernas y lo hizo desplomarse sobre el piso de madera.
Cuando recobró el conocimiento se hallaba en una habitación manchada de sangre:
— Déjame contarte cómo fusilan aquí: te desnudan completamente, para que la ropa no se estropee y te ponen en la cabeza una capucha de fieltro, porque cuando te pegan el tiro en la cabeza, tus sesos por el suelo no se desparramen.
Zagiel hizo una seña y un enano de ciudad apareció en la sala, lanzando un par de golpes hacia el rostro de Aubel, la sangre comenzó a fluir de su nariz y boca, Zagiel se paseaba de un lado a otro con sus manos apoyadas en sus espaldas:

no entiendo ese gran ego que tienen los cazadores, ese ideal de sacrificio — Zagiel deslizo su dedo por el chorro de sangre que surgía de la frente de Aubel, para luego llevarla a su boca, y saborear con éxtasis la pequeña muestra.

— Es la satisfacción…por cada cazador muerto, vendrán más…hasta acabar con ustedes.
Zagiel se rió largo y extendido,  camino hacia un rincón donde un antiguo guardarropa se erguía cubierto de tela, el viejo lo destapo y abrió sus rechinantes puertas de su interior comenzó a extraer diversos cráneos que fue tirando al suelo sin importar que alguno se quebraban, en total contó 60 cráneos, respiro hondamente y se acercó nuevamente al cazador.

— Que vengan!!! Comenzare mi colección de nuevo!!.

El cazador cerró sus ojos, y comenzó a respirar agitadamente, sabía que entre los restos podía estar ella, empezó a gritar mientras se convulsionaba, su piel y ropa comenzaron a desgarrarse y mientras las vísceras caían al suelo, el viejo había dado la orden de contenerlo, pero la transformación no podía detenerse, un gran lobo gris se agitaba en la sala, su ardiente aliento se sentía en la habitación, los Ghouls llenaron la sala transformados en las criaturas viscosas que eran, el viejo fue el primero en atacar, pero el gran lobo de un zarpazo lo partió en dos, segundos después la habitación estaba llena de entrañas y sangre, Aubel ya transformado en humano camino hacia la puerta que conducía al exterior, desnudo evoco al espíritu del fuego para quemar todo rastro, la mansión en minutos fue consumida por las llamas, en el ante jardín apoyado en el jeep le esperaba un Enano de “la hermandad” sin cruzar palabras deposito a sus pies un paquete que contenía ropa y la próxima misión de Aubel, de lejos las sirenas de los bomberos se confundía con el ruido de la ciudad, la gente comenzó a llenar de vida las calles de Polonia y Aubel se mezclaba nuevamente en la multitud.

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