la dueña de las calles





Era la dueña de las calles, ahumada, puente y Mapocho eran míos por abandono, voy completamente convencida que  encontrare por ahí  mi corona, a las cinco de la mañana  parte mi legado esparcido  en el pavimento,  entremedio de los edificios  y sobre el parabrisas del chofer que me cobra 500 hasta Maipú.


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