Entelechy

"...En el comienzo la noche..."


Capitulo 1

 Llego con la marea, bajo un cielo de luna llena y de estrellas eclipsadas, llego flotando  gracias al suave oleaje del mar, casi marchita, entre sueños profundos y con  el viento anunciando su venida.

-Hoy las estrellas están inquietas -dijo Ilien, un guerrero de la antigua estirpe de "los ojos azules", mientras se apoyaba en el árbol, observaba con cierta preocupación las estrellas que se habían oscurecido en tan solo un momento, de pronto escucho un llamado traído por el viento y sin dudarlo se encamino hacia las costas, a travesó el espeso bosque y el caudaloso río "de los perdidos", hasta llegar donde la hierba comenzaba a menguar y dejaba el paso a la arena, se sorprendió al ver el mar tan calmo y la luna iluminar con nitidez las costas, cerro sus ojos y dejo que el olor del Mar entrara por sus pulmones reconfortándolo, fue el viento que le hablo con susurros un lenguaje antiguo y casi olvidado, al abrir sus ojos  diviso un bulto a tan solo diez pasos de él, que brillaba de forma fantasmal, se acerco lentamente y pudo distinguir una extraña armadura dorada de hermosos tallados que lo cubría de pies a cabeza, maravillado por la artesanía del traje, Ilien con sumo cuidado le saco el casco revelando el rostro y hallo a una joven trigueña de cabellos oscuros, acerco su oído a la boca de la muchacha, y aliviado escuchó un débil respirar, inmediatamente la puso sobre su espalda y se interno en el bosque.

La gran cabaña de los Hermanos Cuyul  siempre estaba congestionada, una de las grandes razones era por que, con cierto ingenio los hermanos cuyul  ofrecían al viajero cómodas camas semis aisladas para descansar, incluyendo por algunos objetos de valor comida y algo para beber, y además por que  entre la bahía y el pueblo mas cercano era el punto exacto que marcaba la mitad del camino para los viajeros, siempre acudían los comerciantes que viajaban de una tierra a otra , cuadrillas de guerreros en misiones, hombres de montaña  y algunos grupos de encapuchados que gustaban de las zonas menos iluminadas para reunirse, Curil el encargado de las bebidas  había estado muy ajetreado trayendo los pedidos de una "habitación a otra" , a pesar de tener a sus tres hermanas a ayudándolo,  era sin duda una noche especial, a la luz del fuego de la fogata emplazada en medio de la cabaña , se reunían los que traían  noticias lejanas e historias fantásticas que compartir, entre ellos estaban Levi un hombre de la montaña, Izagûn , Melin, Ñanco, pastores de aves  y Tacul un vendedor de hierbas muy conocido, Levi había comentado que una sombra se había levantado desde el norte deteniendo el  tiempo en los reinos nortinos y que extrañas criaturas han estado rondando los caminos, desde entonces, alrededor de Levi el silencio se impuso, fue entonces que otro guerrero se acerco a la conversación:
-Hace dos días, me encontré con dos viajeros cargados dirigiéndose al sur, ellos me han comentado que la gente a comenzado a desaparecer en las tierras del norte -intervino el guerrero
-Es verdad, últimamente han venido muchas personas del norte a buscar refugio, pero si les preguntáis de que huyen, no saben que responder -grito Curil desde un rincón.
-Patrañas!! el reino del norte sigue siendo seguro!! -Infirió Tacul
-Muchas cosas están ocurriendo, demasiadas para ignorarlas, pero tan confusas como las noticias que nos cuentan -dijo Izagûn.
Alrededor de la fogata el desconcierto se apodero de cada uno de los integrantes dejándoles ensimismados.
-¿Y bien? -Dijo Melin, frotándose las manos
-¿Y bien...que? -Contesto Ñanco
-¿Que se supone que haremos? -dijo Melin.
-Pues ningún cacique a llamado  a una asamblea, y por el momento ninguna machi ha bajado del canelo a darnos noticias -dijo Tacul.
-Entonces...? -Dijo Melin.
-Bah!!La "mudai" te esta quemando la cabeza, Melin!!!, pues si nuestros jefes no hacen nadas, es por que no esta pasando nada y lo que se ha escuchado hasta el momento son puras fantasías -contesto enérgico Tacul.
-De todas formas es mejor estar preparado -dijo Ñanco
-Yo debo ir al norte para intercambiar algunas especias, les enviare un mensaje cuando llegue, y sabrán por lengua mía que solo son cuentos lo que aquí se ha informado -dijo Tacul.
-Que así sea hermano -respondieron al unísono

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